En el cementerio Jardines del Eccehomo fueron sepultados la comunicadora social Rosa Rosado Quintero de 47 años y el productor audiovisual Jairo Bolívar Araujo de 37,  fallecidos durante un accidente de tránsito ocurrido el pasado 18 de enero, en la vía que une al corregimiento de Casacará con el municipio de Becerril. La inhumación se produjo a eso de las 11:50 de la mañana, cuando los cuerpos fueron trasladados en dos carros fúnebres, acompañados por un grueso número de personas, que acudieron a darle la despedida a los miembros del equipo de prensa de la Gobernación del Cesar.

El sepelio fue precedido por un acto protocolario llevado a cabo en el auditorio de la biblioteca Rafael Carrillo Luquez, donde los comunicadores fallecidos fueron objeto de una serie de homenajes.

Para los actos, fue necesario que la administración departamental habilitara 200 sillas en la parte exterior, más una pantalla gigante, ya que la capacidad del auditorio Consuelo Araujo Noguera, se vio copado a raíz de la cantidad de personas que asistieron a los actos de despedida.

Así lo manifestó el Secretario de Gobierno del Cesar, Eduardo Esquivel López al indicar que la familia departamental se encuentra de luto, lo mismo que el periodismo del departamento por la muerte de los comunicadores.

“ No hemos escatimado esfuerzos, es una organización que se hace con mucha  entrega” indicó el funcionario.

Uno de los homenajes corrió por cuenta de la misma Gobernación del Cesar, la cual entregó nota de estilo a la familia de los comunicadores, por quienes se tomó la determinación de decretar dos días de duelo en esta zona del país.

Luego de este acto, se cumplió la ceremonia religiosa en la catedral del Eccehomo, donde el sacerdote Enrique Iceda, encargado de presidir la misma, expresó las sentidas palabras que invitaron a reflexionar acerca de lo efímera que es la vida.

 “ Dios no nos mandó a esta tierra a ser los mejores, a ser exitosos, a pasar por encima del otro, Dios nos mandó a fructificar la tierra, a poblarla y a continuar su obra” expresó el sacerdote, instando a los asistentes a amarse unos a los otros como lo ordenó el mismo Jesucristo mientras estuvo en la tierra.

De la Catedral del Eccehomo, el cortejo fúnebre fuertemente escoltado por la Policía, llegó hasta el cementerio al norte de Valledupar, donde los cuerpos fueron sepultados, uno al lado del otro, como Jairo y Rosa estuvieron en vida durante tres años, separados por una delicada pared, donde está la sala de producción audio visual y la jefatura de comunicaciones.

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