El suicidio es un tema que ha cobrado relevancia en las últimas semanas, generando la necesidad de reflexionar sobre este fenómeno. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio se define como «el acto de quitarse la propia vida de forma deliberada». Esta definición abarca una amplia gama de comportamientos que van desde pensamientos suicidas hasta intentos de suicidio y suicidios consumados. La OMS reconoce el suicidio como un importante problema de salud pública y promueve estrategias integrales para la prevención del suicidio a nivel mundial pero lamentablemente, cada año, 726,000 personas pierden la vida por esta causa, con un impacto devastador en sus familias y comunidades.
Este problema no se limita a países de ingresos altos, ya que el 73% de los suicidios ocurren en países de ingresos bajos o medianos, lo que lo convierte en un grave problema de salud pública a nivel mundial.
En Colombia, los datos son alarmantes. Según un informe del Instituto de Medicina Legal correspondiente al primer trimestre de 2024, se registraron 712 casos de suicidio, de los cuales 205 fueron cometidos por jóvenes entre los 18 y 28 años, y 186 por personas de entre 29 y 44 años. Estas cifras de suicidios son alarmantes, especialmente entre los jóvenes de 20 a 25 años. Los hombres representan el 78.62% de los casos reportados, y las razones que los llevan a tomar esta decisión son diversas, desde problemas de salud mental hasta dificultades económicas o abuso de sustancias. Por otro lado, las mujeres suelen recurrir a métodos menos definitivos, como el uso de sustancias tóxicas.
Es fundamental abordar el suicidio desde una perspectiva integral, implementando estrategias preventivas basadas en evidencia y de bajo costo. Las autoridades de salud mental, las familias y la sociedad en general deben unir esfuerzos para prevenir el suicidio. Entre las estrategias que podrían implementarse se encuentran:
Acceso a servicios de salud mental: Es crucial garantizar que las personas tengan acceso a servicios de salud mental de calidad, incluyendo terapia y tratamiento para trastornos mentales.
Concientización y educación: Promover la conciencia sobre la importancia de la salud mental y la prevención del suicidio a través de campañas educativas y de sensibilización.
Apoyo familiar y comunitario: Fomentar entornos familiares y comunitarios que brinden apoyo emocional y social a quienes enfrentan dificultades.
Detección temprana y atención integral: Implementar programas de detección temprana de factores de riesgo y brindar atención integral a personas en riesgo de suicidio.
Apoyo a sobrevivientes: Brindar apoyo a aquellos que han perdido a seres queridos por suicidio y a quienes han sobrevivido a intentos de suicidio.
Entre los síntomas más comunes que pueden indicar un riesgo de suicidio incluyen expresiones de desesperanza, aislamiento social, cambios de humor, preocupación por la muerte, búsqueda de medios letales, despedidas inusuales, cambios en el comportamiento y aumento del consumo de alcohol o drogas. Estos signos pueden ser señales de alerta y es fundamental prestar atención a cualquier persona que los presente, buscar ayuda profesional y brindar apoyo emocional.
Considero importante agregar que el 10 de septiembre, Día Mundial para la Prevención del Suicidio, es una oportunidad para concientizar a la sociedad sobre la importancia de abordar este problema y promover la prevención del suicidio. Es esencial desterrar mitos y estigmas, y fomentar la solidaridad y el apoyo a quienes luchan contra la ideación suicida.
Es fundamental recordar que tener pensamientos suicidas en ciertas etapas de la vida es normal, especialmente durante la infancia y la adolescencia, cuando se intenta comprender los problemas existenciales relacionados con el sentido de la vida y la muerte. Sin embargo, es crucial brindar el apoyo necesario a quienes enfrentan estos pensamientos y garantizar que reciban la ayuda adecuada. La prevención del suicidio es un desafío que requiere el compromiso de todos, desde las autoridades de salud mental hasta las familias y la sociedad en general. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo podremos abordar este problema de manera efectiva y salvar vidas.
Por Dr Ricardo Méndez Robles
Psicólogo especialista en educación, cultura y política