El viejo no se ha muerto, y los hijos ya se quieren repartir la herencia. No respetan que el papá no ha pasado a mejor vida, para comenzar como rapiñas a pelearse lo poco que queda y que el viejo con tanto esfuerzo construyó a lo largo de su vida. Son indelicados, e indolentes.
Así están los sindicatos de Emdupar. La empresa pasando por semejante crisis, y ellos exigiendo que la gerencia le apruebe la convención colectiva, que establece una serie de beneficios nuevos para ellos, aparte de las prebendas de las cuales ya gozan.
¿En qué mundo viven ustedes señores sindicalistas? ¿Es que tenemos que explicarles con plastilina la situación por la que atraviesa Emdupar? Creo que muchos coincidimos en que la empresa no llegó a la crisis que vive, por culpa solo de los sindicatos. Ni más faltaba. Emdupar está como está además de por las prebendas anotadas, por la forma como los últimos alcaldes la trataron, nombrando parásitos que deambulan por los pasillos en el mejor de los casos, y en la mayoría, a funcionarios que ni siquiera le dan calor al puesto, y no precisamente porque sean tele trabajadores. Son cobradores profesionales, que no le han aportado nada a la empresa, y por el contrario la han desangrado.
Todo lo anterior, lo conocemos todos, pero señores de los sindicatos, por favor, ¿dónde quedó la intención de hacer aportes, sacrificios? Miren como ha sido de caballeroso el Súper Intendente de servicios Púbicos. Perfectamente pudo haber llegado y comenzar la intervención sin tener en cuenta la opinión ni del alcalde ni de los trabajadores. La Súper, como hizo recientemente en Santa Marta, pudo haber comenzado funciones, y punto. Pero no, el Súper lo hizo por las buenas, de manera concertada. Al parecer aquí las buenas maneras no funcionan.
Pobre Emdupar, ni siquiera un agente interventor, con todos los pergaminos como lo es el ingeniero Germán González, pudo con el cargo. Solo una semana estuvo allí, tiempo suficiente para comprobar cómo es que es la cosa en Emdupar.
Por lo visto, no se necesita solo la presencia de la Súper, sino también de la Fiscalía, porque más de un torcido hay por ahí escondido. ¿Quién lo sacará a la luz pública?
Al próximo gerente interventor que llegue – si es que alguien se le mide a domar a semejante toro – deberán garantizarle ante todo la seguridad, porque mafias hay por ahí, solapadas, como buenos delincuentes, en las tinieblas.
