Con lágrimas en sus ojos y mucha felicidad, después de 42 días de cautiverio el señor Heriberto Urbina logró abrazar nuevamente su familia, quienes durante muchos días y noches clamaron por su libertad tras su secuestro el pasado 25 de abril.

El ganadero de 86 años quien regresó al seno de su hogar luego de un trabajo conjunto entre la Defensoría del Pueblo y la Iglesia católica, que lideraron comisión humanitaria, fue recibido con una modesta caravana y una calle de honor por parte de familiares, vecinos y amigos, quienes no dudaron en abrazarlos.

“Contento de que se pasó este trago amargo, muy complicado, las condiciones de secuestro fueron terribles, fue un drama que tenemos que erradicar rápido de nuestra sociedad porque esto no puede seguir pasando”, expresó Heriberto Junior Urbina, hijo del ganadero.

Según narró el familiar, “la liberación comenzó con un gestión del Defensor del Pueblo Carlos Camargo que empezó a mover sus oficinas en Valledupar y Ocaña y junto a la iglesia católica habían sacerdotes moviéndose por todas partes, la verdad esto logró el contacto para que humanitariamente se diera el rescate de mi papá y ayer me dijeron que la liberación sería después de mediodía. Nos internamos por La Mata, buscando Ayacucho, Guamalito y fueron más de 3 horas para buscar  internamos a mi papá”. 

De acuerdo a las primeras informaciones, el liberado cuenta con buena salud, pese a que durante su cautiverio no le fueron suministradas sus medicamentos, especialmente el de la presión, y que durante 17 días estuvo encerrado en un cuarto oscuro, además de caerse en un barranco. 

Junior Urbina, quien aseguró que las conversaciones iniciales con el grupo que raptó a su padre, fueron constante y extorsivas, hubo un momento en que llegaron los desacuerdos y se perdió la comunicación por unos 30 días, hasta que la Defensoría y la iglesia contactó a la familia y anunciaron los acercamientos para el rescate. 

Respecto a la identidad de quienes tenían en cautiverio al hombre de la tercera edad, hasta ahora la familia Urbina cree que se trató de un grupo delincuencial con injerencia en la zona del Catatumbo, a quienes se desconoce si se pagó recompensa por entregar al ganadero.

“No tengo conocimiento si se pago recompensa, lo que se es que el defensor hizo un trabajo brillante, especialmente en Ocaña que estuvieron día y noche acompañándonos con la iglesia católica”, dijo Junior, quien al tiempo agradeció al “Gaula, la Gobernación, Presidencia, el Ejército, la Policía y todas las autoridades se portaron de forma espectacular”. 

Por su parte, el señor Heriberto Urbina Lacouture, la mañana de este miércoles despertó muy temprano, en la madrugada, con buena actitud, contando su aberrante experiencia, pero al mismo tiempo con ganas de seguir adelante y trabajando en el campo como lo viene haciendo  hace muchas décadas.

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