Vendedora de la glorieta Los Juglares le hizo nuevo tratamiento de sonrisa a la escultura de Diomedes Díaz.

Johana Carrillo

Una de las esculturas más visitadas del país es sin lugar a dudas la del Cacique de la Junta Diomedes Díaz. Pese a que a su lado se encuentra la de su hijo Martín Elías, y en la misma están los rostros de otros intérpretes de la música de Francisco el Hombre, sigue siendo Diomedes el que más atrae fanaticada.

Pero junto con las visitas, las quejas por los abusos por parte de quienes desean tomarse una foto con la escultura, son constantes. Personas subidas en sus hombres, mujeres semi desnudas coqueteándole a la escultura, son imágenes que se han vuelto virales y que han terminado deteriorando al Cacique, a tal punto que se ha sido necesario restaurarla.

Ahora bien, lo que menos esperaban los vallenatos, es que hasta el diamante de  la dentadura de Diomedes fuera hurtado como ocurrió en días pasados. De acuerdo con Johana Carrillo, una vendedora de artesanías que se ubica a pocos metros de la escultura, al parecer a alguien le pareció que el diamante era real, por lo que decidió hurtárselo.

Ante esta situación, ella misma se dio a la tarea de buscar en el centro de la ciudad, algo que pudiera colocarle en la sonrisa al Cacique. Fue así como encontró un topito brillante que le pegó en donde antes estaba el supuesto diamante. Lamentablemente pocas horas después, la sonrisa de Diomedes volvía a quedar sin el accesorio que en vida tanto revuelo causó.

Sin darse por vencida, Johana volvió a la carrera séptima, plena zona comercial de la ciudad, donde encontró otro topito que volvió a pegar en la dentadura del vocalista. Esta vez la popular gota mágica, haría imposible que el Cacique dejara de sonreír. Han pasado varias semanas y  Diomedes, sigue mostrando su diamante a propios y visitantes.

Diomedes sigue despertando afectados y desafectos

Como fue en vida, Diomedes Díaz sigue dividiendo opiniones. Mientras muchos lo admiran, otros lo idolatran, unos lo critican, pero otros lo odian. A tal punto ha llegado esta polarización, que algunos turistas aprovechan su visita a la estatua, para lanzarle vituperios sacando dentro de sí, el más grande sentimiento de repudio, cosa que a Johana le duele, no tanto porque haya sido su seguidora, sino porque , dice, es un ser que se merece respeto máxime cuando ya está en la otra vida.

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