El pasado 4 de septiembre el presidente Gustavo Petro Urrego, interrumpió la programación de la televisión nacional, para hacer una alocución. Cuando eso ocurre, el país se detiene porque un tema muy serio va a hablar el primer mandatario de Colombia. Bueno, por lo menos así era antes.
Cuando todos pensaban que el señor presidente iba a referirse al paro camionero que tenía detenido a Colombia, Petro nos advirtió de entrada que ese no era el tema que lo ocupaba, sino que iba a hablar de un asunto más delicado; el contrato millonario que habría hecho el gobierno del presidente Iván Duque, para adquirir un software al gobierno de Israel, con el que se puede supuestamente, chuzar a todo mundo.
Sé que no fue el único que en Colombia lo pensó: Se viene Petro con una cortina de humo.
Aduciendo que como ya el país no tenía relaciones bilaterales con Israel, con el cual rompió porque así haría cesar la guerra de esta nación con el grupo Hamas, el Presidente Petro comenzó a revelar detalles de un asunto de extrema confidencialidad acerca de la adquisición de “ Pegasus”, un software con el que supuestamente se puede saber qué hablan y qué no hablan los miembros de la oposición, los magistrados, los periodistas al servicio del “ poder” como los bautizó Petro, las muñecas del periodismo como también llama a las periodistas que no le caen bien, y a rey mundo y todo el mundo. 11 millones de dólares habría pagado el gobierno de Duque para adquirir tremendo software que haría ver como un novato a Julian Assange de WikiLeaks.
Pasaron los días, y un ciudadano muy juicioso elevó un derecho de petición a la dirección de inteligencia pidiendo información al respecto. Pues bien, la DIPOL, descartó dicha adquisición, y por ende descartó que esa institución ante en esas vagabunditas de escuchar lo que otros dicen en secreto.
¿Y ahora qué dirá Petro?. Una institución bajo su mando como lo es la Policía lo hizo quedar como un mentiroso. Eso por lo menos produce pena ajena.
