Fui testigo de aquel día, cuando Valledupar por fin logró que su sistema estratégico de transportes fuera una realidad después de muchos años de haberse embarcado en ese proyecto. Tuve el honor de ser el presentador de esa ceremonia celebrada en la plazoleta María Concepción Loperena. ¡Quién no celebró ese logro para la ciudad!. Nos ilusionamos, sentimos que por fin habíamos logrado un servicio que de seguro iría a acabar con el transporte ilegal, y le daría una mejor dinámica y más orden a la ciudad.
He sido un defensor del sistema, al cual hay que seguir apoyando, como le di el respaldo en su momento a Katrizza Morelli, la mujer que la queramos o no, fue quien se echó al hombro esta iniciativa.
Pero el tiempo pasó, el servicio fue desmejorando y la desilusión se apoderó de los vallenatos, quienes vieron como lo que fue una esperanza, se iba convirtiendo poco a poco a poco en un montón de buses sin orden, sin frecuencia, sin calidad. Y al tiempo que se desmejoraba el servicio, se desgastaba la imagen de Katriza Morelli, quien tomó distancia de la prensa a la que no quiso responderle más por la lluvia de críticas que se escuchaban desde diferentes sectores.
En hora buena la decisión de la gerente del SIVA de dar un paso al costado. Sin lugar a dudas se requiere un aire nuevo a este sistema que será su gran legado, pero con el que poco a poco ella, que es una mujer brillante, se estaba quemando.
Éxitos a donde vaya Katriza, y ojalá quien llegue a la gerencia del SIVA, saque a los buses del sistema, del atolladero en el que se encuentra.
