Javier Fuentes Argote cambio de apellido hace ya mucho tiempo. La mayoría de la gente lo conocía como Javier Mascotas, y no solo porque su negocio lleva esa razón social, sino porque era un hombre entregado a los animales. Pese a no haber estudiado veterinaria, sino administración agropecuaria, Javier se dedicó a esos seres que en casa se convirtieron en un miembro mas de la familia,  para lo cual siempre tenía a su mano a los expertos que le prestaban sus servicios. Él era sin embargo, quien le imprimía el amor que requerían los perros, los gatos, y toda clase de mascotas que llegaban a su local.

No importaba la hora, quien fuera cliente de Javier sabía que lo podía molestar a 10 de la mañana o a las 11 de la noche.  No importando la distancia, allá llegaba su ambulancia, como cualquier servicio de urgencia que se  respete.

No importaba si había plata o no, Javier sabía fiar, y hasta prefería perder la plata a perder a un amigo.

Como estuvo incluso a punto de perder en 2016, el predio ubicado en la carrera tercera a solo dos cuadras de la plaza Alfonso López, cuando luego de haberlo adquirido, un personaje de esos que se cree dueño del mundo por haber nacido en el marco de la Plaza Alfonso López,  no quería permitir que una persona a la que tenía arrendada allí, sin pagar un peso, saliera del lugar.

Pero como si le hubiese aprendido la sagacidad a los gatos que atendía en su Mascotas, Javier logró luego de una lucha legal contra un testarudo ciudadano, recuperar el predio en donde luego se instaló con su negocio. Pero la nueva pelea si la perdió, el fulano de la plaza logró convencer al gobierno municipal actual, que ese predio no tenía el uso del suelo destinado para este tipo de empresas. Fue así como a Javier, el hombre de la sonrisa constante y un carácter afable, debió abandonar su propio lugar, para irse a pagar arriendo a un lote ubicado cerca al balneario Hurtado.

Pero esta no fue la única batalla que debió librar el Rey de las Mascotas. En una oportunidad un personaje que se hace llamar periodista, lo quiso desprestigiar por las redes sociales, simplemente porque no le regaló el servicio, que con buenas maneras, de seguro Javier, acostumbrado a hacerlo, se lo hubiese obsequiado.

La llamada de Javier era la de un hombre preocupado, pero nunca la de un hombre vencido. Lo asesoramos en el tema, y luego no quiso ni siquiera defenderse. El tiempo lo acomodó todo, y la gente siguió confiando en este profesional.

¿Se acumularon tantas luchas en su corazón que al fin pasaron una mortal cuenta de cobro este 11 de noviembre?. Es posible. Se dice por ahí que quienes estallan en cólera cuando viven una crisis, curan su salud al no retener nada. Pero también se dice que quienes le sonríen a sus problemas, no dejan que estos dañen su salud. Ambas teorías se enfrentan y desconcierta entonces por qué Javier Fuentes tenía que irse a los 53 años. ¿Estaba escrito?. De seguro. Como seguro está, que Mascotas lo único que dejó a lo largo de su vida, fue amigos,  partiendo por aquellos de cuatro patas que hoy también lo extrañan.

Descansa en paz amigo.

Por Limedes Molina Urrego

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