“Otro caso más” es lo que se puede escuchar en algunas conversaciones entre personas donde su asombro y preocupación crecen por el aumento de casos de autoeliminación tanto en población adulta como infantil y adolescente. Esto los conduce a preguntarse ¿qué está pasando en Valledupar?, ¿por qué se vienen presentando de manera tan frecuente este tipo de casos? Las respuestas a estas preguntas tendrían múltiples opiniones y conceptos.

La tendencia ante cualquier fenómeno es identificar la causa para finalmente encontrar soluciones, no obstante, la autoeliminación conjuga factores de riesgos como son a nivel personal, social, familiar, escolar o académico, los cuales en su interacción con el ser pueden detonar conductas de autolesión.  De modo que para prevenirlo se requiere de trabajos conjuntos entre los diferentes sistemas implicados en los fenómenos sociales, es decir, la familia, las instituciones educativas, centro de salud, medios de comunicación, gobierno, entre otros.

La poca interacción tanto afectiva como física entre padres e hijos es un factor de riesgo importante en conductas autolesivas. En Valledupar, pacientes entre los 9 a 12 años de edad que han asistido a terapia con psicóloga en un centro de salud por intentos de autoeliminación, manifiestan que se sienten solos porque tienen muy poca comunicación con sus padres y poca interacción física y emocional con ellos por causa del trabajo u otras actividades; algunos también señalan sentirse presionados con cargas del hogar. Otros por su parte, mencionan que a nivel económico no les falta nada, pero sienten que comparten muy poco tiempo con sus padres. Estos son algunos de los principales malestares que por su frecuencia en la vida de los niños y adolescentes y, por el valor afectivo que tienen las personas que mencionan los pacientes, se convierten en elementos que conjugados con otras variables puede culminar con deseos de no vivir más o no encontrarle sentido a la vida.

Algunas de las investigaciones que se han realizado a ciertos casos de autoeliminación en adultos de Valledupar, han demostrado que quienes actúan de este modo, comparten algunas características como son el bajo nivel de escolaridad, actividades laborales extensas y de pocos ingresos. En su mayoría son viudos, separados o con alguna ruptura afectiva. Estos factores de riesgos vinculados con la historia de vida de la persona, pueden relacionarse a una predisposición ante la vida. Todo lo anterior solo son ideas que intentan explicar el fenómeno, y las apreciaciones podrían ser contempladas como atrevidas o no necesarias; cada caso es particular, cada sujeto debe ser evaluado, reconocido y abordado desde su singularidad y por lo tanto, desde la psicología lo que se hace es generar la identificación de patrones de comportamiento, acciones que se repiten y podrían acercarse a una explicación de lo sucedido.

La prevención debe ser responsabilidad de todos, y requiere trabajo conjunto entre los diferentes sistemas implicados en los fenómenos sociales; y con el fin de aunar fuerzas, como docente del programa de Psicología de la Fundación Universitaria del Área Andina, escribo este artículo, con el cual se pretende vislumbrar elementos que podrían favorecer la aparición de nuevas estrategias de afrontamiento en la comunidad.

En los ambientes familiares es importante aumentar espacios de interacción física y afectiva con el otro, sin ningún tipo de distracción; preguntar cómo estuvo su día, preguntar si ha tenido algún problema; hay que mirar al otro a los ojos, abrazarlo, manifestar cuánto lo(a) quiere.

En ambientes escolares es importante que los docentes y orientadores incluyan dentro de sus estrategias aquellas que apunten al desarrollo de la Inteligencia Emocional y Proyectos de Vida en los niños y adolescentes; por ejemplo, generando espacios intencionales donde los niños expresen sus emociones, las identifiquen y reflexionen sobre ellas como también sobre lo que desean conseguir en la vida y cómo lo van a hacer.

Es necesario que los medios de comunicación, en conjunto con las entidades gubernamentales, se vinculen en promocionar las actividades y escenarios que busquen la promoción de la salud mental, haciendo atractivo a través de columnas exclusivas de salud el porqué es importante cuidar del bienestar psicológico y cómo lo puede hacer la población.

En cuanto a las entidades gubernamentales, es importante contemplar escenarios donde fortalezcan habilidades en la población sobre factores protectores como son la resiliencia, habilidades para la resolución de problemas, habilidades sociales, entre otras.

En suma, los factores de riesgos junto a la valoración que la persona genera de los mismos es la dinámica que se implica en las conductas autolesivas, sin embargo, cuando se identifican esos factores de riesgo y se trabaja para su disminución, se favorece en las conductas que preservan la vida. Es importante señalar, que algunos de los factores aquí mencionados no son los únicos factores protectores a fortalecer; existe una gama de elementos a tener en cuenta y que se deben incluir de manera paulatina con la ayuda de profesionales dentro de las acciones de los diferentes sistemas sociales.

Por: Sandy Pérez Esmeral, docente del programa de Psicología de Areandina.

 

 

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