Mari, así le llamamos para evitar que quienes son sus vecinos, terminen estigmatizándola, , aunque a decir verdad, ya muchos sospechan que el COVID-19 se apoderó de ella, pues hace varias semanas se mantiene aislada en su casa, junto a su esposo, su niño de dos años y el bebé que lleva en el vientre. La idea es proteger a los demás, aunque el Estado según su concepto, no los está protegiendo a ellos.
Mari fue a parar al hospital Rosario Pumarejo de López porque su niño presentaba problemas estomacales. Una vez en el centro asistencial le fue diagnosticado un problema del colon, por lo que luego de ser medicado, fue dado de alta. Varios días después decidió regresar debido a los problemas respiratorios que comenzaron estando hospitalizado el bebé.
Una vez hospitalizado, el niño fue sometido al examen para Coronavirus, dando resultado positivo. O por lo menos, eso fue lo que le dijeron, porque según ella, nunca vio el diagnóstico con sus propios ojos.
Lo que si vio Mari, fue el mal trato según dijo a Tuperfil.Net,´porque no solo estaban aislados, sino abandonados a su suerte en una habitación.
Luego de ser sometida al examen del COVID-19, y aún sin saber el resultado, su bebé fue dado de alta, por lo cual debió regresar a casa, a donde la llamaron días después funcionarios de la Secretaría de Salud Municipal, a decirle que ella había dado positivo en el más reciente examen. Esa llamada ocurrió 12 días después de salir del centro asistencial.
El esposo de Mari fue sometido también al examen, pero lleva doce días esperando los resultados.
Cuestiona esta mujer a punto de dar a luz, que se demoren tanto los resultados y que al darlos, sea por medio de una llamada, que no está acompañada de ayuda para que ella y su familia, puedan mantenerse en cuarentena.
Por ahora Mari y su familia, quienes son asintomáticos, si se tiene en cuenta que solo el bebé presentó dificultades respiratorias, los cuales ya superó, se mantienen encerrados en su casa, pero están que salen a buscar alimentos, pues las ayudas no llegan.
