En Valledupar no pasan más tragedias porque Dios es bueno y poderoso. La cantidad de gente que comete imprudencias al frente del volante y principalmente conduciendo una motocicleta es tan grande, que no se entiende el por qué no son más los accidentes que se registran. Existe tal vez en el subconsciente del conductor ebrio la creencia de que “ eso no me pasa a mi”.
Fueron varios los accidentes de tránsito ocurrido el fin de semana en Valledupar, en los que las causas fueron la imprudencia, el exceso de velocidad, la ingesta de alcohol, y quien sabe cuántas cosas más. ¿Al borracho lo cuida del diablo como dice la canción? No creo. Dios mismo cuidando en su infinita misericordia a los imprudentes sueltos en las vías de Valledupar.
Pero si hoy le preguntamos a las autoridades encargadas de controlar esta situación, sobre cómo controlar estos hechos, de seguro nos salen con la respuesta de siempre: es la ciudadanía la que tiene la responsabilidad de auto cuidarse, de comportarse bien. ¡No señores!, si guardamos esa esperanza, no solo se seguirán matando en las calles ellos mismos, sino que los borrachos e imprudentes, van a seguir poniendo en riesgo la integridad de quienes intentamos manejar sobrios y prudentemente.
Control, prevención, sanciones, no hay de otra. Mano dura. Es la única manera de controlar a tanto borracho manejando como si fueran los dueños del mundo creyendo que son inmortales.