Los delfines están en todas partes, en la derecha, y ya se dieron cuenta que en la izquierda también. Nicolás Petro es el vivo ejemplo de ello. Un joven que, todo parece indicar, lleno de ambición no se comió el cuento del papá. Eso de la honestidad que pregona su progenitor, no parece ir en el ADN del muchacho.
He leído de algunos twitero que aseguran, que de la petición de Petro al Fiscal para que investigue a su hijo, y de paso a su hermano, tío de Nico, no es más que una explosión controlada. Una manera de anticiparse al escándalo que se venía, y que de paso, manda un buen mensaje, en medio de semejante crisis, a la opinión pública. Nico, su hijo, podría ser un fusible más del gobierno Petro, un alfil más para blindarlo y crear un efecto teflón a favor del mandatario.
Yo soy un poco iluso. Creo en las buenas intenciones en ese sentido de Petro, de quien algunos fanáticos suyos dicen que ni roba ni deja robar. Pienso que el llamado al Fiscal para que investigue a su primogénito, es un mensaje a su favor.
Se atrevió Petro a hacer algo que nunca hizo Uribe, entregar a sus delfines a la justicia. ¿Le saldrá bien el invento a Petro?. ¿La explosión logrará controlarla?. Yo me atrevo a vaticinar que Nico Petro saldrá chamuscado, y pese a que este episodio comprobará que la campaña de su padre estuvo filtrada por dineros ilícitos, o por lo menos, estuvo a punto de ser infiltrada, una vez más veremos a un elefante entrando a Palacio, porque al final leeremos la misma triste frase: todo fue a mis espaldas.
Quien ve a Nico no, apenas pudo, se quedó con la plata del viejo. Al parecer al niño le faltaron unos correazos de su padre, cuando se quedaba con los vueltos.
