La primera línea está integrada por jóvenes que arriesgaron el cuero para incendiar al país, crear el caos, desestabilizar el gobierno. Pusieron sus muertos, y dejaron sus muertos.
En medio del caos, como caído del cielo, aparece un salvador, un caudillo, un líder, un presidente. Con la satisfacción del deber cumplido, y muchos encerrados en las cárceles, asumió Gustavo Petro. Y obvio, el líder no podía darle la espaldas a sus muchachos.
Desde su discurso de posesión, el mandatario anunció que se la iba a jugar por ellos. Comenzó con su petición a la Fiscalía para que dejara de perseguir a sus angelitos, pero cayó en la cuenta que para que esto se cumpliera había que cambiar las leyes . Así que junto con la reforma tributaria, la paz total se convirtió en el principal proyecto del gobierno en el Congreso. ¿Quién no quiere la paz total?. Ni locos que estemos.
A menos que….que esa paz total, implique que aquellos que incendiaron el país, salgan como si nada de nuevo a las calles. En las calles son más productivos, son más efectivos, no se sabe cuando se necesite un nuevo escudo humano.
Pero no. No ha sido fácil, aún tenemos democracia en Colombia, y el indulto de la primera es por ahora un sueño lejano y una promesa incumplida de Petro.
El artículo 17 de la iniciativa del gobierno, y que no convence al Congreso, incluso a algunos miembros de su bancada, dice: “Facúltese al Presidente de la República para que, en el marco de la política de Paz Total, pueda otorgar indultos a aquellas personas que hayan sido condenadas por conductas desplegadas en contextos relacionados con el ejercicio del derecho a la protesta”.
Eso tiene aplazada la discusión del proyecto, por lo menos por ahora.
¿ Cuanta paciencia tendrán los muchachos de la primera línea?. ¿ Cuánto esperaran a que la promesa se haga realidad?. Paciencia muchachos, paciencia, que eso va.