Esa pregunta se la hizo en estos micrófonos un once de agosto de 1998 Consuelo Araujo Noguera, minutos después de conocerse el asesinato de quien fue objeto la periodista Amparo Jiménez Pallares. Se refería la Cacica a quien dio muerte, a sangre fría, en la puerta de su casa, a la aguerrida periodista cesarense.

Y si, la pregunta cobra vigencia hoy. ¿Cómo se mantendrá la admiración de la familia de los militares de La Popa, que a sangre fría mataron a tantas personas en los llamados falsos positivos? Si hay algo real, es la admiración que sienten los hijos por sus padres militares. Los ponen en un pedestal, en el cual hoy tal vez ya no están

Pero el perdón existe. Es gracia, favor inmerecido. Lo están pidiendo, y eso es digno de destacar. Pero más admirable es de quienes lo dan, de quienes a pesar de las heridas se atreven a perdonar. Lo de ayer fue macabro, conmovedor, doloroso, y liberador. Víctimas y victimarios se vieron las caras. Hoy lo seguirán haciendo, y esperamos que aún tengan el valor de seguir confesando, todo, sin callarse nada. Y las víctimas, tengan el valor de seguir escuchando. A las víctimas, todo nuestro reconocimiento.

Por Limedes Molina Urrego

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