Era mi obligación como periodista escuchar las quejas que por ese entonces se alzaban contra la empresa de energía Electricaribe. Que suspenden el servicio sin avisar, que se nos están quemando los electrodomésticos, que el recibo me llegó más caro sin justa razón, que la empresa de energía es juez y parte, que, que, que cientos de razones que hicieron que se promoviera el fin de Electricaribe. A tal punto que el tema llegó al Congreso y hasta que, por fin, no deshicimos de la empresa de los españoles.

Como les decía que era mi obligación escuchar las quejas de los usuarios, pero, a decir verdad, yo jamás en mi vida, tuve un problema con Electricaribe. Nunca viví en carne propia los problemas antes anotados, porque la vez que se me quemaron dos televisores producto de un rayo, se lo agradecí a Dios, pues con un solo televisor en casa, era y sigue siendo, más que suficiente.

El que está debajo del techo es que sabe dónde cae la gotera. Quienes eran víctima de la entonces empresa de energía Electricaribe, anhelaban su salida, el cambio de operador. La llegaron a odiar.

Pero qué triste que es la vida; el remedio resultó peor que la enfermedad. Se fue Electricaribe y nos llegó Afinia, la empresa que no solo decepciona a los usuarios   a los que trataba mal su antecesor, sino que suma a los que nunca tuvimos problemas con ella. Como quien dice, equidad hacia abajo, igualdad en la desgracia, como sueña el mamertismo.

Y ni para qué les cuento las penurias que sufro con esta empresa de los paisas. Pa que les cuento la manera como me están robando. Sería abusar de estos micrófonos que de hecho no me pertenecen y de la providencia de poder hablar todos los días por ellos. Porque mejor que lo digan el resto de usuarios que no tienen voz a diario, como por ejemplo los habitantes de Pailitas, que están aburridos del mal servicio, de los vecinos del barrio Galan de Valledupar, o de la urbanización Don Alberto donde ya comenzaron a instalar los medidores en las partes altas de los postes, donde nunca podrán ojear el consumo que llevan para mayor tranquilidad y transparencia.

A todas estas estoy seguro, que no soy el único que no extraña a Electricaribe. Aunque no tendríamos por qué hacerlo, lo único que cambiaron fue el letrero, porque los ineptos de antes, continúan allí trabajando con Afinia.

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