Que la gente está desmotivada, que no le cree a los políticos actuales, que la apatía es la reinante, que el no sabe no responde gana en las encuestas, que la gente está indecisa. Todo eso se ha escuchado en la pre campaña electoral. El discurso lo han elevado los mismos candidatos, siendo o muy sinceros, o muy apocalípticos políticamente hablando.
Pero lo que vimos este fin de semana, durante los actos de inscripción, al cierre del plazo establecido por la Registraduría fue otra cosa, contradice todo lo anterior.
Calles llenas de gente, discursos desde templetes con un rio humano de seguidores escuchando. Las fotos tomadas con drones nos muestra que varias fueron las campañas que se encargaron de movilizar ríos humanos.
Para la muestra dos botones, la inscripción de Ernesto Orozco y de Cristian Moreno Villamizar a la alcaldía de Valledupar. La que más gente movilizara. La puja comenzó desde ese primer día.
¿Por qué entonces si la gente está apática, sale a acompañar a su candidato?
Tengo varias tesis.
La primera es que la gente se mueve por cambiar de rutina. Novelería, como le llamamos aquí en estas tierras. En una región con tan poca oferta cultural, con tan poco por hacer para distraernos, una invitación a un acto político donde hay transporte, agua, música y quien sabe qué más, no cae nada mal.
La segunda es que somos un pueblo que ama la política.
Y la tercera, es que la gente renueva su fe cada año. Hacer cambios – aunque a veces nos equivoquemos como electores en esos cambios – es una necesidad que tenemos y que podemos hacerla cada cuatro años.
¡Viva Dios!, somos un país con una democracia. Imperfecta, pero democracia al fin y al cabo. Mucho mejor que en otros países donde elegir es una esperanza lejana, una utopía.
Así que, nada de apatía. La gente sigue creyendo verdades, y creyendo mentiras. De todo se ve en una campaña.
En estos tres meses, ahora el reto es para los candidatos, mantener la efervescencia y el calor, hasta el 29 de octubre, cuando se verá si de verdad convencieron al electorado, o una vez más, el abstencionismo es la gran ganadora.
