La noticia de ayer nos partió el corazón. Una niña de 15 años desapareció en Bogotá y antes de hacerlo, dejó una carta en la que se despedía de su padre, nuestro colega periodista Pepe Morón. Las esperanzas eran pocas, después de leer ese manuscrito. Pero Dios es bueno y poderoso, y esta madrugada recibimos la buena nueva de que la joven había aparecido sana y salva. Esos son los desenlaces de las tristes historias que a diario contamos, que quisiéramos al final encontrar. Pero no siempre es así, y nuestro deber como medio es registrar todo, aunque a veces el corazón se nos quede en las manos.
Desde estos micrófonos nuestro abrazo a Pepe, a su familia, que este reencuentro sea una oportunidad para abrazarse, para comenzar de nuevo, para aprovechar el tiempo, ese que a veces un oficio tan intenso como el nuestro, cada vez es menos para dedicarle a los nuestros.
¿Pero, qué está ocurriendo con nuestra juventud? ¿Qué voces están escuchando? Es hora de mirar como padres, todos, lo que nuestros hijos consumen a diario, en lo que ponen sus ojos, en lo que concentran sus fuerzas. Tal vez ahí, encontremos una mejor manera de prevenir momentos tan difíciles como los vividos por nuestro colega, quien, gracias a Dios, hoy llora de felicidad.
Por Limedes Molina Urrego