La situación que este domingo se vivió en la Permanente Central de Policía de Valledupar, dejó ver que la problemática que ahí se genera, es una bomba de tiempo que si no se toma en serio pronto estallará; especialmente si las autoridades no se ponen de acuerdo en una solución, la cual no está a cargo solamente del Municipio, como muchos han querido endilgársela, sino de Instituto Penitenciario y Carcelario – Inpec, que hasta la fecha ha dejado dicha responsabilidad en manos de la Policía, sin que esta sea su función.
El hacinamiento de hasta más del 400%, es el principal motivo de molestia de quienes están ahí detenidos, cifra que producto de la delincuencia que existe en la ciudad, ha sido imposible disminuir, ya que mientras trasladan a unos para centros penitenciarios, llegan otras más a la Permanente Central.
Sin embargo, el año pasado cuando se trasladaron unos cien reclusos, en menos de una semana ya habían llegado ese mismo número al centro de detención producto de las capturas que hacen a diario los miembros de la fuerza pública. Esto hace que todos los días la cifra varíe.
“Hoy podemos trasladar cien o ciento cincuenta personas, pero mañana podemos estar nuevamente con los mismos detenidos”, así lo explicó el secretario de Gobierno de Valledupar, Felipe Murgas.
El funcionario, quien además recalcó que actualmente el Municipio solo puede cumplir con la alimentación y las medidas sanitarias de los privados de la libertad en ese lugar, confirmó que tras los desórdenes de orden público el fin de semana, más de 230 internos, fueron sacados de ese sitio de detención para ser llevados a otros lugares como la Judicial y el Comando de Policía.
