Así son nuestros presidentes en la actualidad, mediáticos, y twitteros. Dedos veloces, mentes rápidas, sin filtro. Como cualquier ciudadano, se desahogan en la red social, a la que alguien la llamó por ahí: la cloaca.
En esa cloaca debatieron el dedo veloz nuestro, Gustavo Petro, y el dedo veloz de El Salvador, Nayib Bukele. El primero en picar fue Petro, quien cuestionó en un discurso, la política carcelaria de su homólogo salvadoreño.
A nuestro presidente, le escandalizan las imágenes provenientes de ese país, en el que se muestra a la delincuencia sometida a la justicia. Para nuestro presidente, las cárceles de Bukele son unos campos de concentración, a la que la gente le gusta ver.
Y como Bukele no es mudo, usando el twitter, le respondió a Petro, defendiendo con cifras los resultados contra la delincuencia. Un país en donde ya se puede respirar y trabajar tranquilo mientras los delincuentes están donde tienen que estar.
Mientras estos mandatarios, ambos populistas por cierto, se ponen de acuerdo y desarrollan ese foro internacional propuesto por Petro, y con el que quiso finiquitar la discusión, las cifras hablan por sí solas: Hoy amanecemos con un estudio de la firma Invamer en Colombia que indican que la imagen del mandatario colombiano cayó 8 por ciento. Hoy el 51 por ciento de los colombianos, desaprueba la gestión de Petro.
Mientras tanto la firma Gallup concluye en su más reciente estudio, que Bukele tiene una imagen favorable del 86% y que es el mandatario con mejor imagen en Latinoamérica. Un 92% de los latinoamericanos aprueba la gestión del presidente salvadoreño.
Conclusión: La seguridad, la autoridad, siempre será prioridad para los ciudadanos. La debilidad de los mandatarios, por el contrario, no le ofrece tranquilidad a la mayoría.
