La guerra entre Israel y Palestina, que se sabe cuándo arrancó pero no cuando termine, genera la atención mundial y de paso, un intenso debate sobre las posturas de diversos líderes internacionales. Lo que ha dicho Petro con respecto a este conflicto, causa como cosa rara, mucha controversia en el país y de hecho, en el exterior, a donde a nuestro presidente le encanta que lo escuchen.
Petro, ha abogado por una postura diplomática y equilibrada en relación con el conflicto israelí-palestino. A lo largo de su carrera política, ha defendido el derecho de Israel a existir y ha expresado su apoyo a la solución de dos estados como la vía para lograr una paz duradera en la región.
Sin embargo, Petro también ha sido crítico con las políticas del gobierno israelí, especialmente en lo que respeta a los derechos humanos de los palestinos. Ha instado a Israel a respetar el derecho internacional y a detener la construcción de asentamientos en territorio palestino ocupado, así como a poner fin a la violencia excesiva en la Franja de Gaza.
La posición de Petro ha sido percibida por algunos como un intento de equilibrar la defensa de los derechos palestinos con el reconocimiento de la seguridad legítima de Israel. En un mundo cada vez más polarizado, esta postura podría servir como un ejemplo de cómo la diplomacia y el compromiso pueden contribuir a la resolución de conflictos internacionales.
No obstante, Petro también ha sido objeto de críticas por parte de aquellos que lo ven como demasiado crítico con Israel o insuficientemente solidario con la causa palestina. Algunos argumentan que su posición debería ser más contundente en la defensa de los derechos palestinos, pese a que es claro que es más pro palestino que pro israelí.
La posición de Gustavo Petro sobre la crisis en Israel es un reflejo de su intento de ser pragmático y su deseo de contribuir a la paz y la justicia en la región, pero lo ha hecho justificando de alguna forma lo que hacen los terroristas de Hamas. Algo así como lo que ha hecho con La Primera Línea.
La postura de Gustavo Petro, con su llamado a la diplomacia y al respeto de los derechos humanos, no convence al mundo por muy conciliador quiera parecer.
