Los tanques rusos llegaron a las puertas de Kiev, en su estrategia de rodear las grandes ciudades de Ucrania, tras una jornada de negociaciones de alto nivel que terminó con acusaciones contra Moscú de atacar un corredor humanitario.

El primer encuentro a nivel ministerial entre ambos bandos no resultó en un alto el fuego en el conflicto iniciado por el presidente Vladimir Putin el 24 de febrero y por el que la Unión Europea espera la llegada de millones de refugiados.

Estados Unidos y sus aliados europeos afirmaron que estudiaban nuevas sanciones contra Rusia por las señales de “intensificación” de ataques contra civiles. Aunque descartó enviar aviones de combate, Washington indicó que seguirán suministrando sistemas de defensa tierra-aire.

En el terreno, un equipo de la AFP vio columnas de humo en la localidad de Skybyn, a pocos centenares de metros del último puesto de control en el límite noreste de Kiev.

Los tanques rusos ya habían llegado a los suburbios norte y oeste.

A cinco kilómetros de la capital, la localidad de Velyka Dymerka fue objetivo de cohetes Grad rusos.

Según el Estado mayor ucraniano, las fuerzas rusas siguen avanzando para rodear Kiev sin descuidar otros frentes, como las ciudades de Izium, Petrovske, Sumy, Ojtyrka y la región del Donestsk.

“Corredores humanitarios” hacia Rusia

La reunión entre los ministros de Relaciones Exteriores de Rusia y Ucrania, Serguéi Lavrov y Dmytro Kuleba, en la localidad turca de Antalya, no registró ningún resultado tangible para el cese de las hostilidades.

Kuleba indicó sin embargo que ambos cancilleres habían decidido “proseguir sus esfuerzos”, aunque “Ucrania no se ha rendido, no se rinde y no se rendirá”, agregó.

Lavrov dijo que su país estaba dispuesto a seguir conversando en el mismo formato de los tres primeros encuentros de altos funcionarios en Bielorrusia y que una reunión entre Putin y el mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, estaba por ahora descartada.

Ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo de alto el fuego, el ministro ruso informó que Moscú quería “hablar de corredores humanitarios”, para evacuar a civiles de las ciudades sitiadas.

Por la noche, el gobierno ruso anunció que, incluso sin acuerdos, su ejército abriría “corredores humanitarios” desde esas localidades hacia Rusia.

En Turquía, Lavrov reiteró que Rusia “no atacó Ucrania”, sino que respondió a “amenazas directas contra (su) seguridad”, e insistió en la desmilitarización y la neutralidad de la exrepública soviética. Además, calificó de “peligroso” la entrega a Kiev.

En reuniones separadas con el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica, ambos dirigentes se mostraron “dispuestos” a trabajar con el regulador de la ONU para evitar incidentes en las numerosas instalaciones nucleares ucranianas.

100.000 evacuados en dos días

Rusia mantiene el asedio de las grandes ciudades ucranianas y miles de civiles llevan días protegiéndose de los bombardeos en sótanos y refugios improvisados. En algunos puntos, la situación humanitaria es crítica, según testigos.

Según un representante del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Sasha Volkov, los habitantes de Mariúpol, un puerto estratégico del mar de Azov, “han empezado a pelearse por la comida”.

“Todas las tiendas y las farmacias fueron saqueadas hace cuatro o cinco días”, agregó Volkov desde la ciudad, en una grabación de audio enviada a los medios.

Por la noche, Zelenski denunció además que los rusos habían atacado una ruta por donde debía transitar un convoy de ayuda humanitaria para la ciudad, asediada desde hace diez días. Es “terror descarado de parte de terroristas experimentados”, afirmó.

El clamor de indignación se acrecentó tras el bombardeo el miércoles de un hospital pediátrico de esa localidad, que dejó al menos tres muertos, entre ellos una niña, según el ayuntamiento.

Rusia negó que su aeronáutica hubiese realizado misiones de ataque en la zona de Mariúpol y afirmó que “el supuesto bombardeo aéreo es una completa provocación puesta en escena para mantener el revuelo antirruso entre una audiencia occidental”.

En Kiev, la mitad de la población huyó desde el inicio de la invasión, informó el alcalde, Vitali Klitschko.

Según Zelenski, alrededor de 100.000 personas fueron evacuadas en los últimos dos días de ciudades asediadas.

En dos semanas, más de 2 millones de refugiados huyeron a la Unión Europea, cuyos líderes se reunieron en una cumbre en Versalles (oeste de París) para analizar los impactos de la guerra.

La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, alertó que el flujo no ha parado y que se trata de un “desafío muy grande” que los 27 deberán afrontar.

“Vamos a ver a más y más personas huyendo de Ucrania (…) No sabemos exactamente cuántas, pero diría millones”, afirmó la comisaria sueca.

En esa cumbre, el primer ministro holandés, Mark Rutte, descartó “una vía rápida” para el acceso de Ucrania al bloque como solicitaba Kiev.

Sanciones

Desde el inicio de la invasión, Estados Unidos y sus socios de la Otan apoyan a Kiev, pero evitan implicarse directamente en el conflicto.

Sin embargo, la Cámara de Representantes de Estados Unidos adoptó un nuevo presupuesto federal que incluye una partida de casi 14.000 millones de dólares para ayuda a Ucrania, en forma de asistencia humanitaria, armas y municiones.

El ministerio ruso de Defensa acusó a Estados Unidos de haber financiado un programa de armas biológicas en Ucrania y afirmó que había encontrado pruebas en laboratorios ucranianos.

En Rusia, las sanciones occidentales empiezan a pesar en la población. Las últimas empresas extranjeras en marcharse fueron los gigantes japoneses del videojuego Sony y Nintendo.

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