No es que esté mucho en las retinas de los políticos de turnos, ni de los gobernantes;  tampoco es el más famoso de todos, pero Parrandín, es el maestro de los payasos en el departamento del Cesar.

La historia de Eneir Fernández, el hombre que personifica a Parrandín, comenzó hace muchos años, cuando siendo muy joven, una tía le dijo que si se quería ganarse  cinco mil pesos, divirtiendo a los asistentes a una fiesta infantil. “ Yo nunca había visto tanta plata junta, así que dije que si” dice entre risas el humorista de 42 años de edad.

Fue tanto el éxito medido por las carcajadas que provocó, que inmediatamente vio una oportunidad laboral en ese arte, al que comenzó a estudiar de manera empírica.

Lo hizo viendo a los demás payasos, creando actos que solo han salido de su imaginación, y que lo han llevado a representar al departamento del Cesar en diversos escenarios, entre ellos en el programa Colombia Ríe en 2018. “ Me vieron, les causé mucha gracia, pero en Bogotá no pude continuar porque a Hasan no le gustó mi presentación. Me tocó regresarme a pie”, vuelve a reír mientras cuenta su historia.

Payaso 24 horas

Quienes conocen a Parrandín, saben que se trata de un payaso las 24 horas, con o sin maquillaje en la cara. Pese a ser un hombre aparentemente tímido, al momento de actuar se transforma de tal manera, que quien se resista a reír con su presentación, o está enfermo  o simplemente no gusta de payasos.

“ Cuando no estoy actuando, estoy buscando en internet innovaciones, pero siempre ando investigando” señala Fernández, a quien el periodista Roberto Artunduaga cataloga como un creativo que siempre tiene algo nuevo en sus presentaciones. “ No aburre, siempre tiene nuevas formas de hacer reír a los demás” acota el presentador del programa Carrusel.

Un maestro

A tal punto ha llegado el ánimo de buscar nuevas cosas que le permitan desarrollar mejor su trabajo, que un día descubrió que hacer magia era también uno de sus dones.

Fue así como invirtió un dinero importante durante un encuentro de recreacionistas llevado a cabo en la ciudad de Barranquilla, donde logró aprender algunos trucos.  “ Tengo muchos trucos de magia que le aprendí a otros maestros, y otros tantos que he inventado yo” acota Parrandín.

De esa forma, el payaso más conocedor de este arte en el Cesar, logra cautivar a su público no solo con los actos propios de quien hace reír, sino con los actos esos en los que engaña la vista con trucos que provocan asombro y risas.

Y son esos actos que sin ningún reparo comparte con algunos de sus discípulos, entre ellos su amigo de muchos años conocido como Chocolatín, quien ha logrado popularidad especialmente en el sector público, pero quien reconoce que su maestro es Parrandín.

Lely, su amor eterno

A su actual esposa la conoció cuando él apenas se estaba separando. No cayó bien entre la familia de esta, pese a que su arte le permite conocer las estrategias de la conquista. Pero esta vez no necesitaría de un truco para conquistar a sus suegros, sino de la muestra del amor verdadero, como ocurrió hace cinco años, cuando Leydi, sufrió una fuerte neumonía que la mantuvo en cama durante muchos días. “ Era quien cuidaba de mí, me cambiaba hasta los pañales” dice la joven que en ese entonces se encontraba esperando a su hija.

“ Verlo hacer esas cosas, que no hace cualquier hombre, nos demostró que detrás de ese vestido de payaso, existe un gran ser humano entregado por amor” dice Merlis, suegra del artista.

Cuando Leydi salió de la UCI, a los dos años se convirtió en Lely, la payasita que lo acompaña a todas partes, buscando ambos el pan de cada día, en medio de risas y de lágrimas, pues sostener un hogar sin un sueldo fijo, es más duro que hacer reír a quien no sabe hacerlo.

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