El 9 de marzo del 200, exactamente hace 21 años, desaparecieron 7 miembros del CTI de la Fiscalía cuando fueron a recuperar un cuerpo de una persona asesinada en zona rural del municipio de La Paz, Cesar, personas de las cuales hasta la fecha no se sabe nada ya que las acciones de búsqueda desafortunadamente no han sido efectivas y las investigaciones siguen sin arrojar datos nuevos.
“No ha pasado nada”, dijo Carlos Ojeda, representante de la ONG Fasol, al referirse al caso de los funcionarios desaparecidos, un hecho sumamente doloroso para los familiares de las víctimas que han sido tratadas mediante terapias psicológicas y aún conservan la esperanza de saber el paradero de sus parientes.
De acuerdo con Ojeda, los implicados en este caso inédito de desaparición forzosa en el Cesar, hacen parte del proceso de Paz.
Otro caso similar es el de Andrés Felipe Mejía, un agente del CTI que desapareció en medio de un operativo con las FARC en zonas del Guaviare, suceso que también ha quedado en la impunidad.
Según el representante de la ONG Fasol, el fenómeno de desaparición en Colombia es de gran magnitud, pues las condiciones de búsquedas son muy difíciles por la falta de información y se necesita capacidad institucional para realizar este tipo de acciones.
