Se le acabó la paciencia a Petro. ¿ O se le cayó la careta?. Nuestro presidente es de mecha corta, dicen quienes son cercanos a él. Eso hizo que fuera fácil que por ejemplo Alejandro Gaviria vaticinara lo que iba a ocurrir. Una crisis de esta magnitud se veía venir. Poco a poco, el gobierno de Petro transita hacia el camino de la radicalización, nada de voces disonantes, nada de voces que contradigan al mandatario. Todos deberán contestar, ¡si señor presidente!, cuando Petro ordene algo.
¿Pero qué cambios usted soñaría?. Olvídese de Carolina Corcho de Salud o de Irene Vélez de Minas. Son demasiado buenas para my president ambas funcionarias. Pero si piense en José Antonio Ocampo, o en Celila López. Hacienda y Agricultura. Ambos se atrevieron a contradecir al jefe, y en este gobierno solo los aduladores caben.