Con su ventolera. Alguien escribió en twitter, que en diciembre todo se ve distinto, que hasta lo malo puede verse con otros ojos.
Y es verdad, hay algo en el ambiente que enamora. La brisa, la música, los familiares que llegan, el olor a maleta abierta repleta de cosas nuevas, o de viejas pero nuevas para quienes estamos aquí. Las velitas en promoción, las promociones de ropa, el jala jala del centro de las ciudades, el rebusque, el trabajo transitorio, el niño Dios que llegará, el niño papá Noel que no se acordará de algunos.
Llego diciembre, la recta final del año, una oportunidad para hacer planes con miras al próximo año. ¡Lo que fue fue!, diremos al final. Y daremos gracias a Dios por todo, lo que nos dio, lo que no nos dio porque no nos convenía. Un papá que sabe decir si, pero también negar las cosas por nuestro bien.
Llegó diciembre, mes de la solidaridad, de mostrar el ángel que llevamos por dentro, para darle la mano a quienes tienen menos que nosotros. Porque siempre, siempre, estaremos en mejores condiciones que alguien.
