Antes mermelada, hoy apoyos, gobernabilidad, pacto. En fin la mermelada ha sufrido una extraña metamorfosis. Así es nuestra política. Lo que hoy satanizamos, mañana canonizamos. Poco a poco, sectores antagonistas, comienzan a rendirse a los pies del presidente electo Gustavo Petro. ¿ Oportunismo? ¿O más bien no será que esos que criticaban las propuestas del entonces candidato Petro, en el fondo estaban de acuerdo con su programa de gobierno?. Fuere lo que fuere, ya comenzaron a llegar los antagonistas con el fin de convertirse en los nuevos «mejores amiguis».

Y para ser sinceros, en parte eso genera algo de tranquilidad política en el país, lo que debe llevarnos a intentar también, hacer realidad un pacto que busque desarmar la palabra, a perdonarnos por hablar con quienes hablamos, con quienes nos aliamos, con quienes nos tomamos una foto.

En política, durante la campaña se estigmatiza, se sataniza demasiado, se contagia el desánimo, se magnifican los problemas. En desarrollo del gobierno, se aterriza, y se comienza a experimentar aquello de que quien está debajo del techo es quien sabe dónde cae la gotera.

Lo vivimos con todos los gobiernos pasados, lo viviremos con este, no le quepa la menor duda. La diferencia, es que Petro no llegó con los taches arriba como muchos lo hubiésemos imaginado. ¿Mantendrá esa línea?. Ojalá que sí, para bien del país.

Por Limedes Molina Urrego

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