Quienes lo conocen saben que es un hombre de bien que se ganaba la vida cuidando carros en el sector de la carrera novena de Valledupar. Luis Camilo Noriega Barros es un adulto mayor de 86 años, que al igual que el resto de personas de su edad, recibió el mandato presidencial de irse a su casa a encerrarse con el fin de evitar ser contagiado de COVID-19. Pero también es de esos colombianos a los que cumplir la orden presidencial no le queda nada fácil.
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Don Luis Camilo pagaba $ 10.000 diarios por la habitación donde vivía, pero en ese lugar fue atracado por unos delincuentes oriundos de Venezuela, por lo que se fue a otra residencia donde le ocurrió lo mismo.
Con una mirada triste, Luis Camilo quien dice que a veces trabajaba arreglando jardines, duerme ahora en la puerta de un negocio ubicado sobre la carrera novena, pero para eso tiene que esperar a que la calle esté sola. Para bañarse dice, tiene que esperar a que llueva.
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» Yo viví desde los 14 años en la calle, viví bien, gocé bien, pero no me acordé que iba a llegar a la vejez» dice el señor Luis Carlos quien al ser interrogado sobre si quiere ir a vivir a un asilo, señala que ya le han ofrecido eso pero las promesas no han resultado ser verdad.
Pese a sus años avanzados, siempre insiste en que quiere que lo dejen trabajar.
Don Camilo está expuesto a los peligros de la calle y a los peligros del COVID-19 que con los adultos mayores es implacable.
