El pasado mes de noviembre, lo dije en una de mis opiniones personales, que había iniciado el proceso de diálogo con la guerrilla del ELN. Todos los colombianos, incluyéndome, celebramos esta decisión de arrancar los diálogos con este grupo armado ilegal. Pero en la misma opinión mostré mi escepticismo, conociendo como conocemos los colombianos a esta organización armada. “No le queden mal al Presidente” dije en su momento. ¡Pero le quedaron mal!
La decisión de la guerrilla del ELN de atacar a mansalva al Ejército, y matar a 9 muchachos mientras dormían, es morderle la mano a un Presidente que confío en la palabra de los insurgentes. Inocente Petro, iluso el mandatario.
Le faltó malicia indígena, y malicia guerrillera, que la debió aprender en las filas del M19. Haber estado en ese grupo ilegal, debió llevarlo a conocer cómo actúan estas bandas criminales y por ende le permitiría prever este tipo de hechos. Se deja medir el aceite muy fácilmente, el mandatario colombiano.
Pero a lo hecho pecho. Con dolor en el alma, hoy lloramos a nuestros héroes. Mañana serán una cifra más, solo lo seguirán llorando sus familias, sus padres, el resto seguirá ilusionada con una paz total, ambiciosa promesa de Petro, como si no conociera lo complejo que es el conflicto en el país. ¿Deben seguir los diálogos? Si, siempre la paz, o el intento por conseguirla será mejor que echar balas?.
Pero que este traspiés permita recomponer la estrategia, y para ello sería bueno que Santos asesore a su aliado Petro: Dialogar en medio del fuego, no acordar nada hasta que nada esté acordado, lo que entre otras cosas hace posible que las fuerzas militares sigan garantizando la seguridad de los colombianos, actuando a la ofensiva que siempre será la mejor defensa. De lo contrario, nuestros soldados seguirán siendo asesinados mientras duermen.
